El Corredor Seco Centroamericano (CSC) es una de las áreas más vulnerables a los eventos extremos, en particular la sequía y el exceso de lluvias. Acorde con el Índice de Riesgos Agroclimáticos Germanwatch 2018, (3) tres de los diez países más vulnerables a los efectos climáticos se encuentran en Centroamérica, recalcando la gran vulnerabilidad que presenta la región. Acorde con la FAO, el 7,5% del Corredor Seco se clasifica en zona a efectos de sequía severa; y un 50.5% se encuentra clasificada en zona de sequía de efectos altos.
Ante este gran desafío, los países del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) han identificado acciones para el desarrollo de la Gestión Integral de Riesgos de Desastres (GIRD) y la Agricultura Sostenible Adaptada al Clima (ASAC) como una prioridad.
Desde el año 2018, El proyecto “Buenas Prácticas Agrícolas y Evaluación de Daños y Pérdidas para la Gestión Integral del Riesgo de Desastres y la Agricultura Sostenible Adaptada al Clima” implementado por la FAO con acompañamiento de la SE-CAC y CEPREDENAC, busca fortalecer la sostenibilidad y resiliencia de los sistemas productivos y seguridad alimentaria de dichos territorios implementando prácticas de agricultura sostenible con impactos positivos. Entre estas prácticas se encuentra la diversificación de productos, manejo de residuos orgánicos, implementación de la agroecología, y transferencia de conocimientos.
A través de estas iniciativas se busca promover el desarrollo sostenible para la mejora en la calidad de vida de la población.
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